Aracneé, un refugio para las tarántulas

La Unidad de Manejo Ambiental Aracneé posee la colección más grande del mundo y tiene como finalidad el cuidado, protección y reproducción de estas arañas.

 

Las tarántulas suelen tener mala reputación por su aspecto y tamaño, sin embargo, el veneno de esta especie no es mortal para el ser humano. Algunas personas suelen matarlas por miedo a que les hagan daño, pero el tamaño de la tarántula no tiene relación con la toxicidad, pues existen especies de arañas más pequeñas y más peligrosas como la viuda negra.  Incluso su veneno es utilizado para la cura de algunas enfermedades  como la incontinencia y los latidos irregulares del corazón.

En Coyuca de Benítez, un municipio de Guerrero, los habitantes mataban a estas arañas pensando que eran peligrosas. Esta situación ha cambiado gracias a Aracneé un centro de conservación de la especie.  Según el propietario de Aracneé, Juan Sánchez Hinojosa, la instalación, creada en 2014, no sólo nació para exhibir la diversidad de estas exóticas criaturas, sino también para que los visitantes “aprendan a conocerlas, a cuidarlas y a amarlas”.

 

Fotografía de facebook oficial de Aracneé

 

 

Las tarántulas también ayudan a controlar las plagas de insectos y pequeños animales, pues son carnívoras. En su dieta están los insectos, roedores, ranas, sapos y lagartijas.

En Aracneé hay 379 tarántulas, entre ellas la Goliat de Burgundy, originaria de Guyana y la más grande conocida (que puede alcanzar de 28 a 30cm), o la tarántula enana de Bolivia, la más pequeña del mundo, con un tamaño de solo cinco centímetros.

 

 

 

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